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  • Incluso en los burdeles legales, las trabajadoras del sexo tienen muy poco poder y control sobre su lugar de trabajo. Puede que tengan poder con sus clientes en cada caso concreto en cuanto a lo que quieren hacer o no hacer, pero no tienen necesariamente mucho poder en el funcionamiento del negocio. Existe la presunción de que las trabajadoras del sexo son personas rotas, así que ¿cómo podrían participar en algo como la democracia en el lugar de trabajo? ¿Cómo podrían siquiera tener reivindicaciones?

    Fuente: therumpus.net