-
Me alegro porque, como cómico, vivo al margen de una sociedad extrema. Qué mejor que satirizar esta locura. La gente está al límite, desesperada y asustada. Los que no lo están son desalmados o viven en la negación extrema, encerrados en un reino mágico de su propia creación. Como cómico, puedo pinchar en las burbujas de la gente. Por supuesto que estoy contento. Puedo ser el portavoz de su rabia y su miedo. Es muy divertido.