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A veces, nuestros hijos nos ponen las cosas muy difíciles. A veces, podemos sentirnos tentados a decir: "¡Bien, he terminado contigo!". Pero Dios nunca ha terminado con ellos y nosotros seguimos llamados a ser sus padres.
A veces, nuestros hijos nos ponen las cosas muy difíciles. A veces, podemos sentirnos tentados a decir: "¡Bien, he terminado contigo!". Pero Dios nunca ha terminado con ellos y nosotros seguimos llamados a ser sus padres.