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Mi abuelo era un empresario y filántropo excepcional que se trasladó de Palestina a Jordania y creó un grupo de empresas asombroso. En un mundo en el que se esperaba que las mujeres se casaran y se quedaran en casa, él me animó desde muy joven a involucrarme en los negocios y el trabajo. Siempre me llevaba con él de visita y pasaba las vacaciones en su oficina, haciéndole recados y observando lo que hacía cada día.