-
Creo que aquí, en Oriente Medio o en África, no tenemos tantas amenazas para nuestro sustento físico y económico como las mujeres de otras partes del mundo. Pero el continuo es el mismo. Las presiones sobre las mujeres para que encajen en una determinada imagen de buena chica musulmana son las mismas. Los controles y las reglas son los mismos, pero hay diferentes grados de ello. Así, en Estados Unidos, un padre amenazará a una hija con repudiarla si se casa con el novio estadounidense y en Pakistán se enfrenta a que le arrojen ácido a la cara. La dinámica de poder es la misma, sólo que se expresa de forma diferente.