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La gente se reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su equipo de alta fidelidad, en su casa de dos plantas, en sus utensilios de cocina.
La gente se reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su equipo de alta fidelidad, en su casa de dos plantas, en sus utensilios de cocina.