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Les advierto que no atribuyo a la naturaleza ni belleza ni deformidad, ni orden ni confusión. Sólo en relación con nuestra imaginación pueden llamarse las cosas bellas o feas, ordenadas o confusas.
Les advierto que no atribuyo a la naturaleza ni belleza ni deformidad, ni orden ni confusión. Sólo en relación con nuestra imaginación pueden llamarse las cosas bellas o feas, ordenadas o confusas.