Autores:
  • Debió de haber momentos, incluso aquella tarde, en que Daisy no alcanzó sus sueños, no por culpa suya, sino por la colosal vitalidad de su ilusión. Había ido más allá de ella, más allá de todo. Él se había volcado en ella con pasión creativa, añadiéndole cosas todo el tiempo, adornándola con todas las plumas brillantes que le salían al paso. Ninguna cantidad de fuego o frescura puede desafiar lo que un hombre almacena en su corazón fantasmal.

    F. Scott Fitzgerald (2016). “(The Great Gatsby)”, p.57, F. Scott Fitzgerald