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  • Toda pasión aislada es, aisladamente, una locura; la cordura puede definirse como síntesis de locuras. Toda pasión dominante genera un miedo dominante, el miedo a su no realización. Todo miedo dominante genera una pesadilla, a veces en forma de fanatismo explícito y consciente, a veces en una timidez paralizante, a veces en un terror inconsciente o subconsciente que sólo encuentra expresión en los sueños. El hombre que desee preservar la cordura en un mundo peligroso debe convocar en su propia mente un parlamento de miedos, en el que cada uno de ellos, a su vez, sea votado como absurdo por todos los demás.