Autores:
  • ¡A casa! Eso era lo que significaban esas caricias, esos suaves toques que flotaban en el aire, esas pequeñas manos invisibles que tiraban y tiraban, todo en una dirección.

    Kenneth Grahame (2012). “The Wind in the Willows: (Penguin Classics Deluxe Edition)”, p.50, Penguin