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De ese terrible encuentro del alma con el mundo exterior nacen la enunciación, la sabiduría y la caridad; y con su nacimiento comienza una nueva vida. Llevar al santuario más íntimo del alma las fuerzas irresistibles cuyas marionetas parecemos ser -la Muerte y el cambio, lo irrevocable del pasado y la impotencia del Hombre ante la ciega prisa del universo de vanidad en vanidad- sentir estas cosas y conocerlas es conquistarlas.