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Si Dios ha muerto, alguien tendrá que ocupar su lugar. Será la megalomanía o la erotomanía, la pulsión de poder o la pulsión de placer, el puño cerrado o el falo, Hitler o Hugh Hefner.
Si Dios ha muerto, alguien tendrá que ocupar su lugar. Será la megalomanía o la erotomanía, la pulsión de poder o la pulsión de placer, el puño cerrado o el falo, Hitler o Hugh Hefner.