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Si a lo largo de tu vida te abstienes del asesinato, el robo, la fornicación, el perjurio, la blasfemia y la falta de respeto a tus padres, a la Iglesia y a tu rey, convencionalmente se considera que mereces admiración moral aunque nunca hayas realizado una sola acción bondadosa, generosa o útil. Esta noción tan inadecuada de la virtud es el resultado de una moral tabú, y ha hecho un daño incalculable.