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El mundo es santo. Nosotros somos santos. Toda la vida es santa. Las oraciones diarias se pronuncian en los labios de las olas que rompen, en el susurro de la hierba, en el brillo de las hojas.
El mundo es santo. Nosotros somos santos. Toda la vida es santa. Las oraciones diarias se pronuncian en los labios de las olas que rompen, en el susurro de la hierba, en el brillo de las hojas.