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Era algo que mantendría oculto en su interior, quizá en lugar del nudo de dolor y rabia que llevaba bajo el esternón... una manta de seguridad, un as en la manga. Puede que nunca lo usara, pero siempre sentiría su presencia como una piedra secreta hinchada, y así, cuando soltara la rabia, no se sentiría tan vacía.