La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerirnos muchas posibilidades que amplían nuestro pensamiento y lo liberan de la tiranía de la costumbre. Así, al tiempo que disminuye nuestro sentimiento de certeza sobre lo que las cosas son, aumenta en gran medida nuestro conocimiento sobre lo que pueden ser; elimina el dogmatismo un tanto arrogante de aquellos que nunca han viajado a la región de la duda liberadora, y mantiene vivo nuestro sentido de la maravilla mostrando cosas familiares en un aspecto desconocido...