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Me estremezco de placer cuando pienso que el mismo día de mi salida de la cárcel estarán floreciendo en los jardines tanto el laburno como la lila, y que veré al viento agitar en inquieta belleza el oro oscilante de uno, y hacer que el otro agite el pálido púrpura de sus penachos, de modo que todo el aire será Arabia para mí.