El dios que la inmensa mayoría de los cristianos profesos aman se parece mucho a un anciano indulgente, que no siente ningún gusto por la locura, pero que guiña el ojo con indulgencia ante las indiscreciones de la juventud...Por un pecado Dios expulsó a nuestros primeros padres del Edén; por un pecado toda la posteridad de Canaán cayó bajo una maldición que permanece sobre ellos hasta el día de hoy; por un pecado Moisés fue excluido de la tierra prometida; el siervo de Eliseo herido de lepra; Ananías y Safira fueron excluidos de la tierra de los vivos.