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Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sólo sueñan de noche. En sus visiones grises obtienen vislumbres de la eternidad, y se estremecen, al despertar, al descubrir que han estado al borde del gran secreto. En retazos, aprenden algo de la sabiduría que es del bien, y más del mero conocimiento que es del mal.