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  • Seamos ricos o pobres, cultos o analfabetos, religiosos o no creyentes, hombres o mujeres, negros, blancos o morenos, todos somos iguales. Física, emocional y mentalmente, todos somos iguales. Todos compartimos las necesidades básicas de comida, cobijo, seguridad y amor. Todos aspiramos a la felicidad y todos evitamos el sufrimiento. Todos tenemos esperanzas, preocupaciones, miedos y sueños. Todos queremos lo mejor para nuestra familia y nuestros seres queridos. Todos experimentamos dolor cuando sufrimos pérdidas y alegría cuando conseguimos lo que buscamos. En este nivel fundamental, la religión, la etnia, la cultura y la lengua no suponen ninguna diferencia.