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  • Lanzó una mirada subrepticia a Pretty Boy. ¿De verdad esperaba que ella creyera que era gay? Es cierto que llevaba botas de gay y era muy guapo. Pero, aun así, desprendía suficiente megavatio heterosexual como para iluminar a toda la población femenina. Algo que, sin duda, había estado haciendo desde que salió disparado del canal del parto, vio su reflejo en las gafas del obstetra y chocó los cinco con el mundo.

    Susan Elizabeth Phillips (2009). “Natural Born Charmer”, p.20, Harper Collins