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Una vez le pregunté a mi madre por qué brillaban las estrellas. Me dijo que eran luces nocturnas, para que los ángeles pudieran orientarse en el Cielo. Pero cuando le pregunté a mi padre, empezó a hablar del gas, y de algún modo lo relacioné todo y deduje que la comida que Dios servía provocaba múltiples viajes al baño en mitad de la noche.