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Cuando nos revolcamos en la culpa, el remordimiento y la vergüenza por pecados reales o imaginarios del pasado, estamos desdeñando el don de la gracia de Dios.
Cuando nos revolcamos en la culpa, el remordimiento y la vergüenza por pecados reales o imaginarios del pasado, estamos desdeñando el don de la gracia de Dios.