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En algún momento de este proceso te encontrarás cara a cara con la repentina y chocante comprensión de que estás completamente loco. Tu mente es un manicomio sobre ruedas que chilla, farfulla y avanza a toda velocidad colina abajo, totalmente descontrolada y sin esperanza. No hay ningún problema. No estás más loco de lo que estabas ayer. Siempre ha sido así y nunca te has dado cuenta. Tampoco estás más loco que los demás. La única diferencia real es que tú te has enfrentado a la situación y ellos no.