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  • Kylie observó cómo se le subía la cola de la camisa, dejando al descubierto un abdomen muy duro. El dobladillo de la camisa subió más y ella contempló el ombligo más bonito que había visto nunca. Y luego su pecho. Macizo. Duro. Unas gotas de agua brillaron contra su piel. El corazón volvió a latir al son de la pasión.