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En la vida, la gente tiende a esperar a que le lleguen cosas buenas. Y por esperar, se lo pierden. Por lo general, lo que deseas no cae en tu regazo; cae en algún lugar cercano, y tienes que reconocerlo, levantarte y dedicarle el tiempo y el trabajo necesarios para conseguirlo. Esto no se debe a que el universo sea cruel. Es porque el universo es inteligente. Tiene su propia teoría de la cuerda de gato y sabe que no apreciamos las cosas que nos caen en el regazo.