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  • Cada espíritu se construye una casa; y más allá de su casa, un mundo; y más allá de su mundo, un cielo. Sabed, pues, que el mundo existe para vosotros. Para ti es perfecto el fenómeno. Lo que somos, eso sólo podemos ver. Todo lo que Adán tenía, todo lo que César podía, tú lo tienes y lo puedes hacer. Adán llamó a su casa cielo y tierra; César llamó a la suya Roma; tú quizá llames a la tuya oficio de zapatero, cien acres de tierra arada o buhardilla de erudito. Sin embargo, línea por línea y punto por punto, tu dominio es tan grande como el de ellos, aunque sin nombres bonitos. Construye, pues, tu propio mundo.

    Ralph Waldo Emerson (1981). “The Portable Emerson: New Edition”, p.61, Penguin