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Le pinchó en el centro del pecho con dos dedos para puntualizar sus palabras. "Eres un insensible, un traidor, un desconfiado, un maleducado, un bobo". Cada puñetazo le convertía en mortal, pero a Lord Maccon no parecía importarle lo más mínimo. En lugar de eso, agarró la mano que le pinchaba y se la llevó a los labios. "Lo has dicho muy bien, mi amor.