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  • Ya basta", dijo Jesse. Lo siguiente que supe es que me había cogido en brazos. Sólo que en lugar de llevarme a la cama y dejarme sobre ella románticamente, como hacen los chicos con las chicas en las películas, me dejó caer sobre ella, de modo que reboté y me habría caído si no me hubiera agarrado al borde del colchón. "Gracias", dije, sin poder evitar el sarcasmo en mi voz.

    Meg Cabot (2009). “Grave Doubts”, p.130, Pan Macmillan