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  • La diversión desapareció de la cara de Royce y, con un gemido, la atrajo bruscamente contra su pecho, aplastándola contra él. "Jenny", susurró con voz ronca, enterrando la cara en su fragante cabello. "Jenny, te quiero". Ella se derritió contra él, amoldando su cuerpo a los rígidos contornos del suyo, ofreciéndole los labios para que la besara con fiereza, devorándola, y luego le cogió la cara entre las dos manos. Apoyándose ligeramente en su brazo, con sus ojos azules clavados en los suyos, su esposa respondió con voz temblorosa: "Creo, milord, que te quiero más a ti".

    Judith McNaught (1991). “A Kingdom of Dreams”, p.430, Simon and Schuster