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Todo el mundo se esfuerza por alcanzar la Ley", responde el hombre, "¿cómo es posible, entonces, que en todos estos años no haya venido nadie más que yo buscando ser admitido?". El portero se da cuenta de que el hombre está llegando a su fin y de que su oído está fallando, así que le grita al oído: "Nadie más que tú podría entrar por esta puerta, ya que esta puerta estaba destinada para ti. Ahora voy a cerrarla.