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  • Esos bollos goteantes, ahora puedo verlos. Pequeñas tostadas crujientes y bollos calientes y hojaldrados. Bocadillos de naturaleza desconocida, misteriosamente aromatizados y deliciosos, y ese pan de jengibre tan especial. Pastel de ángel, que se deshacía en la boca, y su compañero algo más pesado, repleto de cáscaras y pasas. Había comida suficiente para mantener a una familia hambrienta durante una semana.