Dejó escapar un suspiro. Con la cabeza apoyada en su pecho, distinguí débilmente el latido de su corazón a través de la chaqueta. Parecía acelerado. Su mano, suave como siempre, me acarició la mejilla. Cuando le miré a los ojos, sentí ese sentimiento innombrable que crecía entre nosotros. Con sus ojos, Maxon pidió algo en lo que ambos estábamos de acuerdo en esperar. Me alegré de que no quisiera esperar más. Le hice un pequeño gesto con la cabeza, y él acortó la pequeña distancia que nos separaba, besándome con una ternura inimaginable.