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No estamos hechos sólo de nuestra luz y felicidad, sino también de oscuridad y tristeza. Negar la oscuridad de uno mismo es negar la mitad de lo que uno es, y cuando uno ama, ama de verdad, necesita amar a la persona entera, no sólo a la parte que sonríe y saluda, sino a la parte que tiene pensamientos asesinos y sabe que el dolor es a la vez placer y tentación, pero sigue pensando que los cachorros son muy monos.