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Nueve yace de espaldas, gimiendo. Tiene el pecho destrozado por el tajo de Ocho, un ojo morado y un hilillo de sangre del lugar donde le golpeé con el bastón. De repente, sus gemidos se convierten en carcajadas. "¡Ha sido increíble!" grita Nueve.
Nueve yace de espaldas, gimiendo. Tiene el pecho destrozado por el tajo de Ocho, un ojo morado y un hilillo de sangre del lugar donde le golpeé con el bastón. De repente, sus gemidos se convierten en carcajadas. "¡Ha sido increíble!" grita Nueve.