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  • No puedo evitar sonrojarme y mirar a mis pies. "No fue nada". "Para mí lo fue literalmente todo". Levanto la vista, poniendo mi mejor versión de la sonrisa burlona de Ocho. "En ese caso, creo que me merezco algo más que un asqueroso perrito caliente". Ocho se lleva las manos al pecho como si le hubiera herido. "¡Tienes razón! Soy un tonto por pensar que mi vida podría cambiarse por un perrito caliente". Me coge la mano y se arrodilla, apoyando la frente en el dorso de mi mano. "Mi salvador, ¿qué puedo hacer para recompensarte?