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  • Cuando elegimos ser padres, aceptamos a otro ser humano como parte de nosotros mismos, y una gran parte de nuestro ser emocional permanecerá con esa persona mientras vivamos. A partir de ese momento, habrá otra persona en esta tierra cuya órbita en torno a nosotros nos afectará con tanta seguridad como la luna afecta a las mareas, y nos afectará en algunos aspectos más profundamente de lo que pueda hacerlo cualquier otra persona. Nuestros hijos son extensiones de nosotros mismos.