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Cuando corro detrás de lo que creo que quiero, mis días son un horno de estrés y ansiedad; si me siento en mi propio lugar de paciencia, lo que necesito fluye hacia mí, y sin dolor. A partir de esto comprendo que lo que quiero también me quiere, me busca y me atrae. Hay aquí un gran secreto para quien sepa captarlo.