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El mundo se asombraría si supiera cuán grande es la proporción de sus más brillantes ornamentos, de aquellos distinguidos incluso en la estimación popular por su sabiduría y virtud, que son completos escépticos en religión.
El mundo se asombraría si supiera cuán grande es la proporción de sus más brillantes ornamentos, de aquellos distinguidos incluso en la estimación popular por su sabiduría y virtud, que son completos escépticos en religión.