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El estrés y la preocupación son un residuo de confiar en uno mismo y de ser tu propio dios, en control de todo. La adoración nos permite confiar en el poder de Dios para conducirnos por la vida.
El estrés y la preocupación son un residuo de confiar en uno mismo y de ser tu propio dios, en control de todo. La adoración nos permite confiar en el poder de Dios para conducirnos por la vida.