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  • Era un café agradable, cálido y limpio y acogedor, y colgué mi viejo impermeable en el perchero para que se secara y puse mi gastado y curtido sombrero de fieltro en el perchero que había encima del banco y pedí un café con leche. El camarero lo trajo y yo saqué un cuaderno del bolsillo del abrigo y un lápiz y me puse a escribir.