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De la misma manera, habiendo sido reducidos por el desorden, y hundidos a su máximo estado de depresión, incapaces de descender más abajo, ellos, por necesidad, reascienden; y así desde el bien gradualmente declinan al mal, y desde el mal otra vez retornan al bien. La razón es que el valor produce paz; la paz, reposo; el reposo, desorden; el desorden, ruina; así que del desorden surge el orden; del orden, la virtud, y de ésta, la gloria y la buena fortuna.