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La razón es que la naturaleza ha creado a los hombres de tal manera que son capaces de desearlo todo, pero no son capaces de conseguirlo todo: de modo que siendo el deseo siempre mayor que la adquisición, resulta el descontento con la posesión y poca satisfacción para ellos mismos de ella. De esto surgen los cambios en sus fortunas; porque como los hombres desean, unos tener más, otros por miedo a perder su adquisición, sobreviene la enemistad y la guerra, de lo que resulta la ruina de esa provincia y la elevación de otra.