-
La respuesta es que uno debe ser tanto temido como amado, pero como es difícil que ambos vayan juntos, es mucho más seguro ser temido que amado, si uno de los dos tiene que faltar. Porque puede decirse de los hombres en general que son ingratos, volubles, disimuladores, ansiosos de evitar el peligro y codiciosos de ganancias; mientras les beneficies, son enteramente tuyos; te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos, como he dicho antes, cuando la necesidad es remota; pero cuando se acerca, se rebelan.