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Para quienes no encuentren felicidad en ejercer la fe religiosa, no pasa nada por seguir siendo un ateo radical; es absolutamente un derecho individual, pero lo importante es con un corazón compasivo, entonces no hay problema.
Para quienes no encuentren felicidad en ejercer la fe religiosa, no pasa nada por seguir siendo un ateo radical; es absolutamente un derecho individual, pero lo importante es con un corazón compasivo, entonces no hay problema.