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¡Cuántas personas también en nuestro tiempo están en busca de Dios, en busca de Jesús y de su Iglesia, en busca de la misericordia divina, y esperan un "signo" que toque sus mentes y sus corazones! Hoy, como entonces, el Evangelista nos recuerda que el único "signo" es Jesús resucitado en la cruz: Jesús muerto y resucitado es el signo absolutamente suficiente. A través de él podemos comprender la verdad sobre la vida y obtener la salvación.