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El hombre es un animal de costumbres. Una cosa que raramente golpea sus sentidos, generalmente tendrá poca influencia sobre su mente. Difícilmente puede esperarse que un gobierno continuamente alejado y fuera de la vista interese las sensaciones del pueblo. La deducción es que la autoridad de la Unión, y el afecto de los ciudadanos hacia ella, se verán fortalecidos en lugar de debilitados por su extensión a lo que se llama asuntos de interés interno.