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En el caso de aquellos sólidos, ya sean de tierra o de roca, que encierran por todos lados y contienen cristales, selenitas, marcasitas, plantas y sus partes, huesos y caparazones de animales, y otros cuerpos de este tipo que poseen una superficie lisa, estos mismos cuerpos ya se habían endurecido en el momento en que la materia de la tierra y la roca que los contenían era todavía fluida. Y no sólo la tierra y la roca no produjeron los cuerpos que contenían, sino que ni siquiera existían como tales cuando esos cuerpos se produjeron en ellas.