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Estos son los hombres que, sin virtud, trabajo ni riesgo, se enriquecen mientras su país se empobrece; se regocijan cuando la obstinación o la ambición añaden otro año a la matanza y la devastación; y se ríen, desde sus escritorios, de la valentía y la ciencia, mientras añaden cifra a cifra, y cifra a cifra, esperando un nuevo contrato de un nuevo armamento, y calculando los beneficios de un asedio o una tempestad.