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En la vida es necesario un equilibrio. Para conseguirlo debemos alejarnos de las amplias definiciones de los lugares de trabajo como funcionales y de los hogares como emocionales. Del mismo modo, el hogar, el refugio en un mundo sin corazón, tal como lo definen los hombres, no puede ser utilizado por ellos como antídoto contra las incomodidades y exigencias del lugar de trabajo, si esto significa tener a la esposa como servidora.